¿Casa belicismo con democracia? Discursos y usos políticos de la historia: El caso de VOX

Por Jesús García García* | 3 de junio de 2022

Mucho se ha debatido e investigado sobre el marco ideológico del partido VOX[1]. Autores como Carles Ferreira[2] o David Lerín[3] acuerdan encuadrarlo como [nueva] derecha radical. Tradicionalmente, la ultraderecha y la derecha radical se han diferenciado en que los partidos del primer espectro sí apelan a la violencia como instrumento de acción política, mientras que los segundos no lo hacen. El politólogo Mateo Ballester[4] expone esta idea, pero añade que VOX, no siendo una excepción, presenta un discurso político “plagado de referencias al combate y la confrontación, acompañadas de la presentación de los adversarios políticos o sociales como enemigos”.

Para dimensionar correctamente esta apreciación conviene proceder a un análisis lingüístico del discurso de VOX en varios niveles. En primer lugar, atendemos al uso político de la historia llevado a cabo por sus representantes. VOX hace hincapié en varios momentos de la historia de España[5] de los que destacan aspectos puramente bélicos. En primer lugar, la supuesta Reconquista que se produciría entre los siglos VIII y XV. Al aludir a este periodo, VOX presenta a España como una realidad política que se forja a través del combate contra los musulmanes. El propio Santiago Abascal[6]expresó: “España se ha hecho frente al islam. La propia identidad española se ha conformado durante la Reconquista y eso tiene consecuencias en nuestra manera de ser”[7]. Otro momento histórico muy usado es el del Imperio de los Austrias, que en VOX se entiende como Imperio español, aunque haya numerosos hechos que dejan patente la desvinculación de este linaje con algún tipo de sentimiento “españolista”, al menos en la época de mayor gloria y peso a nivel internacional[8]. De esta segunda época, los elementos más acentuados por los representantes de este partido son puramente militares; destacan las loas a los Tercios de Flandes o a la propia expansión territorial. Perteneciendo a esta etapa, el conocido siglo de oro de la literatura podría ser un buen elemento para realzarla, no obstante, estos valores culturales quedan relegados a un segundo plano en pro del poder militar y expansivo del Imperio de los Habsburgo. Incluso, como indica Ballester Rodríguez[9], de la época de la Guerra de Independencia “se ensalza casi exclusivamente la lucha contra el invasor francés, sin apenas alusión alguna a las Cortes y la Constitución de Cádiz”. La historia de “España” no es presentada en términos de conocimiento historiográfico, sino como espejo de lo que los españoles de hoy día deben ser y como fuente de legitimidad para el país deseado. En estos términos se presenta una historia que mira, casi únicamente, a lo bélico y a lo militar y que pone la grandeza del pueblo español en esto o, cuando no, en la superioridad cultural sobre otros pueblos, como vemos en estas declaraciones de Macario Valpuesta[10]: “Nosotros no vamos a pedir perdón a nadie por haber llevado la civilización a medio mundo; al contrario: nos enorgullecemos de ello”.

En segundo lugar, la presentación del adversario político como enemigo. Esta dinámica es habitual en VOX. El propio Santiago Abascal llegó a declarar: “Para mí la política no es una profesión, es la guerra”[11]. La retórica empleada para referirse a partidos políticos pertenecientes al denominado “consenso progre” está muy alejada de posturas cercanas a una mínima posibilidad de entendimiento. Un “aviso para sediciosos, para golpistas y para terroristas”[12] deja entrever que el líder de VOX se refiere a los miembros de EH Bildu con este último calificativo. El PSOE es acusado de aplicar contra los miembros de VOX “políticas de apartheid[13]. El léxico y los términos en los que miembros de este partido se refieren a otros es claro indicio de esa consideración de enemigos irreconciliables, pero no solo eso: también hay imágenes paradigmáticas de esta visión del adversario político, social e, incluso, mediático. Este conocido montaje, publicado en cuentas oficiales de VOX a nivel nacional en sus redes sociales el día 28 de abril de 2019[14], día de elecciones generales, es buena prueba de la concepción de la política en términos bélicos y de los adversarios como enemigos. Repárese que incluso cadenas televisivas como La Sexta, radiofónicas como Cadena ser o entidades periodísticas como El país aparecen aquí representadas en estos términos.

Por último, hacemos referencia al aspecto léxico del discurso de VOX, cargado de términos del campo semántico del enfrentamiento y la guerra, aunque el tema del que se habla no tenga relación alguna con ello. Sin intención de hacer un análisis lingüístico exhaustivo, nos detenemos en afirmaciones como la siguiente: “No ha llegado España hasta aquí para que la derrote una pandilla de sediciosos mitad corruptos y mitad fanáticos”[15]. La palabra “derrotar” no es adecuada en este contexto, pero su empleo apoya la idea de confrontación y de lucha en lo que son cuestiones puramente políticas y de organización estatal. Lo mismo ocurre con la palabra “asedio” para referirse a asuntos fiscales y que vemos en las siguientes declaraciones: “Los autónomos están pasando una situación de asedio fiscal por parte del Estado”[16].

Pasando por alto otros elementos que presentan la política en términos bélicos, como el slogan “VOX comenzará la campaña en Covadonga”, muy extendido, o las imágenes de Santiago Abascal y otros miembros de VOX campeando a caballo bajo melodías de El señor de los anillos, planteamos que la imagen que constantemente proyecta este partido sobre la política es belicosa, en la que el enfrentamiento ocupa el lugar del acuerdo, sobre todo con el denominado “consenso progre”. El debate filosófico que cabe plantear en este punto es: ¿podemos aceptar una naturaleza o actitud democrática en un partido que entiende la política como enfrentamiento abierto con connotaciones bélicas contra irreconciliables enemigos?

Esta visión de la política podría encontrar amparo en algunas ideas de Carl Schmitt. Podemos entender que, hasta el ascenso del liberalismo, lo político y el Estado estaban unidos en una relación bidireccional, pero a raíz de la aparición de las democracias liberales parlamentarias tuvo lugar “un proceso de contaminación recíproca entre el Estado y la sociedad civil, sus fronteras se volvieron borrosas y lo político dejó de formar parte exclusivamente de la esfera del Estado”[17]. En este contexto, Schmitt plantea que el liberalismo impide la distinción de lo puramente político. Buscando esta caracterización, Schmitt señala la dualidad amigo-enemigo. En palabras de Juan Pablo Mesa Mejía (2011):

“Para Schmitt, el enemigo es aquel cuya condición de otredad se reconoce en sentido intensivo. Es aquel cuya existencia significa la negación de la existencia propia y, por lo tanto, es aquel con el que se está dispuesto a ir a la guerra para mantener el propio modo de existir. El enemigo es con el que existe una constante hostilidad que puede amenazar la existencia y que, por tanto, supone la posibilidad de la eliminación física”[18].

Debemos hacer muchas precisiones a la hora de asimilar o comparar la visión política oficial de VOX con esta apreciación de Schmitt. No lo haremos por motivos de espacio y porque, consideramos, no es éste el tema central que abordamos aquí. No obstante, consideramos pertinente exponer que la dialéctica de enfrentamiento en política entre bandos irremediablemente enemistados encuentra amparo en las ideas del jurista y teórico político alemán.

En palabras de Gurutz Jáuregui[19], “la democracia constituye un ideal que pretende la libertad y la igualdad de los seres humanos”. Dentro de las muchas acepciones e interpretaciones que cabe hacer al concepto “democracia”, podemos entenderla como un medio de resolución pacífica de los problemas en una comunidad —democracia instrumental— o una forma de vida de las personas —sustancial—. En cualquiera de los dos casos, la convivencia pacífica entre los diferentes se encuentra implícita. El concepto de democracia es antitético al de conflagración y a la consideración del “otro” como un enemigo, algo que aparece insinuado y casi explicitado en la imagen de la política que presenta VOX. Robert Dahl[20]nos habla, en cuanto a los países democráticos, de una “predisposición a buscar la paz más que a hacer la guerra”. Esto parece difícilmente compatible con una retórica cargada de un léxico bélico; de una continua reivindicación a hechos y gestas militares de una supuesta historia nacional forjada por el poder de la espada; y de una simbología en estos términos que presenta al líder del partido como un combatiente ataviado con un casco militar o que inicia campañas electorales en el lugar donde supuestamente se inició una guerra de reconquista de ocho siglos.

Según Carles Ferreira[21], VOX no se encuadra dentro de la extrema derecha pues no rechaza el sistema democrático. Es más, en sus discursos hay alusiones continuas a la defensa de la democracia y de la Constitución de 1978. Tampoco rechaza el liberalismo, pues, como dice Mateo Ballester[22], su rechazo a la inmigración suele sustentarse en la defensa de postulados liberales que, según este partido y en un ejercicio de homogeneización del otro, la cultura musulmana no respeta[23]. En cambio, esta apelación a la guerra e insinuación de adversarios políticos y sociales como enemigos no encajan dentro de los postulados de la democracia liberal que dicen defender. Con lo cual, la conclusión es que parece haber un desequilibrio entre la imagen proyectada por este partido en su concepción de la participación democrática como una guerra y la defensa de la democracia liberal y de la constitución española. ¿Hasta qué punto esta forma de concebir y presentar la política puede lastrar la concepción de VOX como un partido democrático? Aunque estas reflexiones pueden desenredar debates mucho más profundos, no creemos que al concepto “democracia liberal” le guste vestir espada y armadura.


*Universidad de Cádiz

[1] Recientemente, el filósofo Francisco José Martínez, sin nombrar a ningún partido concreto, ha hablado de postfascismo para referirse a una nueva derecha en el mundo postguerra fría. Las características mencionadas encajan con muchas de las presentadas por VOX. Por tanto, quizás podamos estar ante otra opción de calificarlo ideológicamente. Martínez, Francisco José, 2022, “La falsa heterogeneidad del fascismo”. En La Voz de Granada [en línea]. Disponible en: https://www.lavozdegranada.info/la-falsa-heterogeneidad-del-fascismo/ [consulta: 15/05/2022].

[2] Ferreira, Carles, “Vox como representante de la derecha radical en España: un estudio sobre su ideología”, Revista española de ciencia política, núm. 51, 2019, pp. 73-98. Disponible en: https://doi.org/10.21308/recp.51.03

[3] Lerín, David, “La nueva derecha radical como reto a la gobernanza y la calidad de la democracia”, Cuadernos de Gobierno y Administración Pública, núm. 6 vol. 2, 2019, pp. 93-116. Disponible en: https://doi.org/10.5209/cgap.65912

[4] Ballester Rodríguez, Mateo, “Vox y el uso de la historia: el relato del pasado remoto de España como instru­mento político”. Polít. Soc. (Madr.), núm. 58 vol. 2, 2021, p. 5. Disponible en http://dx.doi.org/10.5209/poso.69692

[5] Debemos tener en cuenta que los representantes de este partido sitúan el origen de España en plena Edad Media, defendiendo el concepto de «Reconquista» con una cohesión política y social entendida en términos nacionalistas. Una corriente defendida por medievalistas como Miguel Ángel Ladero Quesada y criticada por investigadores de dicha época como Alejandro García Sanjuán, por mencionar un solo ejemplo de cada corriente. La mayoría de la historiografía medievalista actual descarta esta visión.

[6] Abascal Conde, Santiago, Hay un camino a la derecha. Una conversación con Kiko Méndez-Monasterio, Madrid, Stella Maris, 2015, p. 162.

[7] Esta frase sirve, igualmente, para defender concepciones nativistas y de rechazo a la comunidad musulmana en general. El ser español se opone al islam, según esta teoría, y no es algo que se quedara en el pasado remoto, sino que, afirma Abascal, hoy día sigue presente en nuestra forma de ser.

[8] Álvarez Junco, José, Mater dolorosa. La idea de España en el siglo XIX, Madrid, Grupo Santillana de Ediciones, S.A., 2001, pp. 52-53.

[9] Ballester Rodríguez, Mateo, op cit., 4.

[10] VOX SEVILLA (@VOXSevilla_). “@MValpuesta: «En @vox_es no vamos a pedir perdón a nadie por haber llevado la civilización a medio mundo, al contrario, nos enorgullecemos de nuestra historia» ¡Feliz Día de la Hispanidad a todos nuestros hermanos de la Iberosfera!”. 12 octubre 2021, 05:07 p.m., [Tuit]. https://twitter.com/VOXSevilla_/status/1447942088151216131?s=20&t=TpnfU1Z6BEI1sUV8ytEF5g [Consulta: 13 mayo 2022].

[11] Altozano, Gonzalo y Llorente, Julio, La España viva. Conversaciones con doce dirigentes de VOX, Madrid, Kalma libros, 2019, p. 17.

[12] Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, 22/07/2019, núm. 2, p. 66.

[13] Ibídem, p. 65.

[14] VOX_ES. “⚔?? ¡Que comience la batalla! #PorEspaña #eleccionesgenerales #elecciones #28A #VOX”. 28 abril 2019, [Publicación Instagram].https://www.instagram.com/p/BwyyXhEgfJ-/?utm_source=ig_web_copy_link [Consulta: 10 mayo 2022].

[15] Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, 22/07/2019, núm.  2, p. 66.

[16] VOX (@vox_es). “@Santi_ABASCAL «Los autónomos están pasando una situación de asedio fiscal por parte del Estado» #AbascalenElGato”. 04 abril 2016, 10:59 p.m., [Tuit]. https://twitter.com/vox_es/status/717094199112368128?s=20&t=p9olUkj3Cgb7DY2uZpk8Hw [Consulta: 13 mayo 2022].

[17] Delgado Parra, Mª Concepción, “El criterio amigo-enemigo en Carl Schmitt. El concepto de lo político como una noción ubicua y desterritorializada”. Cuaderno de materiales [en línea], núm. 23, 2011, pp. 175-183 [Consulta 13 mayo 2022]. ISSN: 1139-4382. Disponible en: https://www.filosofia.net/materiales/numero23b.html.

[18] Mesa Mejía, Juan Pablo, “La aproximación Schmittiana al concepto de lo político. Consideraciones sobre el criterio definitorio: la oposición amigo-enemigo”. Cuaderno de Ciencias Políticas [en línea], núm. 3, 2011, pp. 39-45. Este extracto concreto, p. 44. [Consulta: 13 mayo 2022]. ISBN: 978-958-44-8481-9. Disponible en: https://repository.eafit.edu.co/bitstream/handle/10784/25907/cuaderno_ciencias_politicas_03_03.pdf?sequence=2&isAllowed=y.

[19] Jáuregui, Gurutz, “Problemas actuales de la democracia”. Working Papers: Institut de Ciències Polítiques i Socials, nº 119, 1996, p. 1.

[20] Dahl, Robert, La democracia. Una guía para los ciudadanos. Taurus. España, 1999, p. 70.

[21] Ferreira, Carles, op.cit., 79.

[22] Mateo Ballester, op.cit., 3.

[23] Javier Ortega manifestó que «el enemigo de la libertad, el enemigo del progreso, el enemigo de la democracia […] se llama la invasión islamista». EL PAÍS (@el_pais). “»Nuestro enemigo común, el enemigo de Europa, el enemigo del progreso, el enemigo de la democracia, el enemigo de la familia, el enemigo de la vida, el enemigo del futuro se llama la invasión islamista”, soltó Javier Ortega Smith en un acto de Vox http://cort.as/-GC5E«. 27 marzo 2019, 6:28 p.m., [Tuit].  https://twitter.com/el_pais/status/1110956648443449344?s=20&t=KyEaaRSDMA64KQSBOBEqsg. [Consulta: 13 mayo 2022].

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